Agua: una aliada del bienestar
Estudios recientes establecen un vínculo entre la deshidratación leve, el estado de ánimo y las facultades cognitivas. Estos y otros beneficios de la ingesta adecuada de líquidos fueron presentados por expertos en la I Jornada Internacional "Hidratación Saludable", organizada por la Sociedad Argentina de Nutrición.
Después del oxígeno, el agua es el elemento más esencial que requiere el cuerpo humano. Juega un importante papel en la formación de células y fluidos así como en la preservación de las funciones físicas y cognitivas, apuntó el presidente del grupo de salud de la "European Federation of Bottled Water" (EFBW) y miembro de
Danone Research, el doctor Laurent Le Bellego, durante su disertación en la I Jornada Internacional "Hidratación saludable", organizada en Mendoza por la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).
Según el indicó el experto, una hidratación correcta para el cuerpo humano "es fundamental para la salud y el bienestar", ya que el consumo de agua compensa la pérdida de líquidos que se produce a través de diversos mecanismos naturales como la transpiración y la orina.
"A lo largo de toda la vida, el agua debería ser la bebida elegida para hidratar nuestro cuerpo a diario", enfatizó Le Bellego, quien precisó que -tal como indica la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)-, se deberían consumir como mínimo dos litros de agua al día.
Esta cantidad -aclaró el profesional- debería incrementarse en función de la actividad física realizada y las épocas de calor.
SIGNOS
Uno de los indicadores para advertir si se está bebiendo suficiente líquido es la orina, ya que ésta es más oscura cuando el cuerpo no recibe la hidratación que necesita. Idealmente, la orina debería presentar un color amarillo pálido, que corresponde a un estado óptimo de hidratación (euhidratación). Cuanto más oscuro es el color, más concentrada es la orina y más deshidratado está el paciente.
Además, Le Bellego mencionó que sentir la boca seca, fatiga, sed, una menor cantidad de orina, disminución del rendimiento físico y mental, dolor de cabeza y mareos son algunos de los síntomas de una deshidratación leve.
En ese sentido, el especialista recomendó no esperar a tener sed para beber agua, tomar ocho vasos para reponer las perdidas de agua y hacerlo antes, durante y después de realizar cualquier deporte.
FUNCION CEREBRAL
La hidratación influye, inclusive, en el correcto funcionamiento del cerebro. Según mencionó el presidente del grupo de salud de la "European Federation of Bottled Water" (EFBW), diversos estudios sobre la deshidratación inducida por altas temperaturas y por el ejercicio físico revelaron que una deshidratación severa afecta significativamente la función cerebral (cognición).
Asimismo, Le Bellego se refirió a dos estudios minuciosamente diseñados en la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, con el fin de examinar los efectos de una deshidratación leve sobre la función cognitiva en personas sanas. Uno de los estudios se llevó a cabo con 26 varones y el otro con 25 mujeres.
Tanto los varones como las mujeres participaron en dos condiciones de deshidratación leve y una condición de hidratación total, que pudieron compararse directamente utilizando procedimientos estadísticos estándar.
Para evaluar el nivel de deshidratación, se midió el peso corporal utilizando balanzas especiales de alta precisión.
En promedio, los varones presentaban una deshidratación del 1,59%, frente a un 1,36% de las mujeres.
Los resultados demostraron que, tanto en varones como en mujeres, la deshidratación leve tenía un efecto adverso en el estado de ánimo y en la capacidad de concentración. Además, varones y mujeres levemente deshidratados presentaban una mayor tendencia a fatigarse y experimentaban una disminución de su desempeño cognitivo, en especial de su estado de alerta.
Los varones levemente deshidratados eran más propensos a experimentar un deterioro de la memoria a corto plazo, si bien en general las mujeres eran más sensibles a la deshidratación que los hombres, ya que mostraron mayor propensión a experimentar dolor de cabeza, fatiga, confusión y falta de energía. A ellas también les costó más realizar un ejercicio moderado cuando estaban deshidratadas.
NIÑOS Y OBESIDAD
Durante la I Jornada Internacional "Hidratación Saludable", también se hizo hincapié en el valor de la ingesta del agua como aliada contra la obesidad. Al respecto, se refirió la doctora Rebecca Muckelbauer, quien expuso los resultados obtenidos a partir de un estudio realizado en Alemania por el cual se promovió el consumo de agua en escuelas.
Bajo el título "Trinkfit", la investigación liderada por Muckelbauer se llevó adelante con la participación de 3.000 niños de segundo y tercer grado de 32 escuelas de bajos recursos, elegidas al azar.
El estudio constó de dos instancias: la primera buscó intervenir sobre la conducta de los niños -a través de educación a los niños sobre la importancia de beber agua- y la otra sobre el ambiente -al colocar dispensers de agua en las escuelas-.
Para analizar cómo este tipo de acciones influían sobre los niños, las escuelas fueron divididas en dos grupos (aquellas en las que se realizaron las intervenciones para promover el consumo de agua y aquellas en las que no se realizó intervención alguna).
En el estudio se midieron -antes y después de las intervenciones- la prevalencia del sobrepeso, los valores de índice de masa corporal (IMC), y la cantidad de vasos de agua consumidos por día.
Los resultados demostraron que luego de las intervenciones, el riesgo de sobrepeso se redujo un 31% en quienes habían recibido información sobre la importancia de tomar agua. Este grupo reflejó también un incremento en la cantidad de agua consumida, de 1,1 vasos de agua más.
Para concluir, Muckelbauer remarcó que la intervención demostró ser efectiva en la prevención del sobrepeso en niños de escuelas primarias, inclusive en poblaciones de áreas carenciadas, por lo que sería de utilidad replicar la experiencia entre niños en edad preescolar y en los lugares de trabajo.
EN EL PAIS
Por su parte, el doctor Edgardo Ridner, presidente de la SAN, describió el panorama local en materia de hidratación, en base a los datos reflejados por el estudio HidratAR.
De acuerdo con esta investigación, "apenas el 21 por ciento del líquido diario consumido proviene de agua pura, que es lo mejor para el organismo, mientras que más de la mitad del líquido ingerido proviene de bebidas e infusiones con azúcar", puntualizó Ridner.
Como contrapartida, el especialista explicó que según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no más del 10% de las calorías que consume una persona debería provenir de azúcares libres, que son precisamente los que contienen las bebidas azucaradas.
Para graficar cómo debería ser la hidratación ideal de una persona, Ridner afirmó qué la ingesta diaria tiene que incluir: ocho vasos de agua, tres vasos de bebidas no azucaradas (mate, té, jugo natural) y un máximo de un vaso de bebida azucarada. De este modo se logra evitar una ingesta innecesaria de calorías y, por ende, disminuye el riesgo de sobrepeso u obesidad.
Por otra parte, el presidente de la SAN puso de relieve los beneficios del agua como aliada contra la obesidad, ya que ayuda a generar una sensación de saciedad.
En cuanto a los síntomas que reflejan una mala hidratación, Ridner advirtió: "Cuando el cuerpo se deshidrata, aparece una disminución en el rendimiento intelectual, fatiga muscular, calambres y sueño. Dependiendo de la cantidad de agua perdida, una persona puede desmayarse, entrar en coma e incluso morir".
Por último, el profesional recordó que el mecanismo de la sed, que da una señal de alerta al organismo para beber, sólo se pone en marcha tardíamente en los seres humanos, cuando se ha perdido ya entre el 1 y el 2% del peso corporal en agua. Por eso, aconsejó mantener una hidratación frecuente, tomando agua antes de llegar a sentir sed.
Fuente: Laprensa