¿Por qué dejamos todo para último momento?


Prorastinar: diferir, aplazar. Postergación o posposición de actividades o tareas importantes, sustituyéndolas por actividades placenteras, ociosas o irrelevantes. 
Esa es la definición precisa de un hábito que en mayor o menor medida, todos tenemos. En otras palabras: dejamos todo para último momento. No se trata simplemente de que tenemos muchas tareas asignadas y realmente no nos da el tiempo de hacerlas todas a tiempo. De hecho hay algunas razones psicológicas de por qué lo hacemos. 

Nuestro mundo contemporáneo está lleno de deadlines: fechas límite para hacer cosas o completar tareas. La tarea de la escuela, el ensayo de la universidad, el trabajo para tu jefe y todo tipo de trámites burocráticos; todo tiene una fecha límite.

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La expresión deadline proviene del lenguaje carcelario y hace referencia a la barrera o límite hasta donde pueden llegar los reclusos dentro de una prisión. Si traspasan ese límite, los guardias pueden disparar (a matar, dead). Más allá del origen turbio de la expresión, debemos reconocer que se adapta bastante bien a la vida que llevamos hoy por hoy...
Si no entregamos la tarea, perdemos el curso. Si no completamos el trabajo, nos pueden despedir. Si no hacemos los trámites en tiempo y forma, tendremos algún tipo de sanción. Pero ¿por qué exactamente existen las fechas límite? ¿Por qué nos enfrentamos todo el tiempo a ultimátums?
Un ultimátum, o deadline, funciona básicamente como amenaza: «Si no entregas tu tesis antes del mes de noviembre, no te graduarás este año» «Si no pagas impuestos serás sancionado con una multa económica». Y miles de ejemplos más. 
Por-que-dejamos-todo-para-ultimo-momento-01.jpgJACK HOLLINGSWORTH/PHOTODISC/THINKSTOCK
Un ultimátum es una buena táctica para lograr que las cosas se hagan. Si eres un maestro exigirás a tus estudiantes que hagan la tarea antes de las vacaciones, y si eres jefe de varios empleados les exigirás que terminen el trabajo antes de la hora de cierre. 
Creo que ya quedó claro para qué sirven y cómo se utilizan los ultimátums, o deadlines. Ahora solo resta entender por qué suelen ser tan agobiantes y molestos, y la respuesta es simple en realidad: siempre dejamos todo para último momento pero, ¿por qué?. 

No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy

Hay algo que se llama la falacia de la planificación (the planning fallacy) y consiste básicamente en un absurdo optimismo que nos hace creer que más tarde tendremos el tiempo necesario para todo, y ahora solo debemos relajarnos y disfrutar, o dedicarnos a otra cosa. 
Por-que-dejamos-todo-para-ultimo-momento-02.jpgMOODBOARD/MOODBOARD/THINKSTOCK
Cuando la cuenta regresiva llega a la recta final parece que de repente no tenemos otra motivación que no sea completar la tarea en cuestión. Cuando se está por acabar el tiempo es cuando más nos concentramos y trabajamos duramente para acabar. ¿A caso es que trabajamos mejor bajo presión? 
Si bien cada persona lo puede sentir de forma diferente, lo cierto es que nuestro cerebro está perfectamente dispuesto a trabajar bajo presión. El estrés físico y mental «destapa» capacidades y habilidades que no creíamos tener y nos hace ser más efectivos, aunque ello no necesariamente nos haga sentir más felices o tranquilos. 
Una fecha límite es una motivación para completar una tarea, frente a una amenaza futura. Pero lo realmente novedoso es que está comprobado que en los últimos momentos de la cuenta regresiva es cuando somos más creativos y eficientes. Más lúcidos, más proactivos, tenemos más imaginación y más energía para realizar la tarea. 
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Entonces, ¿está tan mal dejar todo para último momento? Bueno, en realidad no es que esté bien o mal, lo que sucede es que normalmente tenemos decenas de actividades para hacer y cuanto más demoremos en hacer una, menos tiempo tendremos para hacer las demás. Además, a decir verdad, aunque seamos más creativos, lúcidos y eficientes, a veces es preferible evitar el estrés y la ansiedad de dejar todo para último momento. 
De todos modos, el subidón de energía que experimentamos cuando se nos acaba el tiempo también tiene un límite. Llega un momento en que no rendimos lo suficiente y ya es demasiado tarde: no entregarás la prueba, no acabarás el trabajo, no llegarás a tiempo a la oficina.
Y allí viene la resignación: dejarás de intentarlo. Y luego viene la consecuencia: tendrás tu sanción por no lograrlo. Y todo esto para concluir lo mismo que siempre dijeron tus padres y maestros: «no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy».
Fuente: Curiosidades Batanga

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