Un cónyuge feliz es también buen negocio para las empresas
Matrimonio feliz, vida feliz: ¿incluso en la oficina?
Todd Pedersen, presidente ejecutivo de la empresa de automatización del hogar Vivint Inc., asegura que existe un vínculo entre el estado de las relaciones conyugales de sus empleados y sus niveles de productividad.
“Cuando mi esposa está triste, no vengo a la oficina saltando de alegría”, expresa.
Vivint y un puñado de otras compañías han estado lanzando clubes especiales y planeando eventos —en parte de desarrollo profesional y en parte de esparcimiento— para familiarizar a los cónyuges de los empleados con el trabajo que consume los días de sus parejas. Las reuniones les dan a los esposos y esposas un lugar para expresarse y, las empresas esperan, una mayor comprensión la próxima vez que su pareja se quede trabajando hasta tarde en la oficina o salga en un viaje de negocios de último minuto.
Un cónyuge infeliz puede restarle eficacia a su pareja en el trabajo, sugieren los estudios. Un análisis publicado en la edición de octubre de la revista académica Journal of Marriage and Family halló que los hombres están más felices con su vida cuando sus esposas están satisfechas con su matrimonio, independientemente de la opinión de los esposos sobre la unión. Además, un estudio reciente en la revista Psychological Science mostró que la personalidad de un cónyuge puede influir en el desempeño de su pareja en el trabajo.
Los empleados cuyos cónyuges son personas concienzudas que tienden a ser organizadas y seguir las reglas eran más propensos a tener un mejor desempeño laboral, obtener ascensos y alzas de salario y estar contentos con su trabajo, según el autor del estudio, Joshua Jackson, profesor auxiliar de psicología de la Universidad Washington en St. Louis. Ese efecto se mantuvo incluso después de que los investigadores tomaron en cuenta la personalidad de los trabajadores. El estudio utilizó datos de cinco años de 2.272 parejas en Australia.
El fabricante de videojuegos Riot Games Inc. les enseña a los cónyuges de los empleados a jugar sus juegos durante reuniones mensuales. Además, la empresa tiene un grupo privado de Facebook FB +0.35% para que las parejas interactúen. Los miembros hablan sobre sus problemas actuales y lo que la empresa puede hacer para ayudarles, señala Sue-Min Koh, gerente de programas para empleados de Riot Games.
Pedersen estima que Vivint gasta alrededor de US$100.000 al año en seminarios para parejas del personal de ventas y técnicos, que constituyen 60% de sus empleados. La compañía organizó en marzo pasado un evento con charlas motivacionales, juegos y premios en el que participaron 400 cónyuges, todas mujeres, en un centro de convenciones en Utah, cerca de la sede de Vivint.
Algunas encontraron cobijas cómodas bajo sus asientos; otras hablaron sobre las frustraciones que genera tener un marido que trabaja durante largas horas.
En algunas ocasiones, los maridos también han asistido, pero el enfoque del programa de parejas, llamado Elevate, es decididamente femenino; su sitio web es elevatewife.blogspot.com, y la mayoría de los técnicos y vendedores de la compañía son varones.
“Realmente sienten que al menos estamos intentando escuchar”, afirma Pedersen.
Andrea Taylor, la esposa de un gerente de ventas de la empresa, es quien organiza los eventos. Señala que estos encuentros la han llevado a apoyar más el horario de su esposo, que incluye semanas de 80 horas durante el verano y viajes frecuentes.
Los gerentes de DaVita HealthCare Partners Inc. DVA +0.94% intentan que los cónyuges hablen como los empleados.
La empresa, que provee servicios para pacientes con enfermedades renales y gestiona grupos médicos, se comunica en un “lenguaje extraño”, dice Dave Hoerman, un vicepresidente que dirige la Universidad DaVita, que ofrece capacitación para los empleados.
La compañía impartió hace unos meses clases para los cónyuges e hijos adultos de los empleados. Durante una de ellas, 38 familiares aprendieron desde resolución de conflictos hasta el eslogan de “uno para todos y todos para uno” que los empleados de DaVita corean a menudo.
“Al final del día, estaban entonando” el canto, dice Hoerman. La empresa planea organizar más sesiones en el futuro. “La respuesta predominante fue, ‘Ahora entiendo por qué mi pareja trabaja tanto aquí”
Fuente: WSJ
